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lunes, 31 de diciembre de 2012

LA RAZA GUANCHE



(Resumen) La raza guanche nunca se extinguió. 
Hoy perdura mayoritariamente entre los actuales canarios. 
Clasificaciones imperiales y correlatos identitarios de la raciología en Canarias
FERNANDO ESTÉVEZ GONZÁLEZ 
UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA
En uno de los libros de divulgación más populares en las Islas a lo largo de las dos últimas décadas, Natura y Cultura de las Islas Canarias (1977), figura una relación de las que serían las características distintivas de los guanches:
1. Dispuestos desde el primer momento a la amistad; 2. Patriotas y valientes hasta morir; 3. Enemigos de la crueldad; 4. Generosos con el perdón; 5. Insospechadamente explosivos; 6. Sociables y prudentes; y, finalmente, 7. Deficientemente solidarios. Más genéricamente, el guanche «Físicamente: es guapo, robusto, fuerte y ágil. Mentalmente: es inteligente e ingenioso. Caracterialmente: es valiente, bondadoso, acogedor, generoso, pacífico, amante de la patria, sentimental, sociable y prudente. En el aspecto negativo: la suspicacia, la inconstancia o dejadez y la falta de solidaridad».
Este es uno de los retratos más extendidos del guanche, tanto en la literatura académica como en la cultura popular. Si la biología aplicó las taxonomías raciales para clasificar las poblaciones agrupados por sus características físicas hereditarias, la psicología intentó por su parte establecer tipologías caracteriológicas, ya con una larga tradición, que han dado lugar a un sinfín de arquetipos y estereotipos étnicos y nacionales. Sus resultados han sido más bien pobres, pero ello tampoco ha mermado su eficacia social a la hora de clasificar y marcar a los «otros». No nos podemos detener aquí en una evaluación de las aportaciones a este terreno. Pero si la psicología ha mostrado tener serias dificultades para establecer perfiles psicológico-sociales en una población actual, se nos antoja realmente extraordinario el ejercicio de obtenerlos de unos pueblos de los que sólo se disponía de relatos que, por lo demás, generalmente no provenían de observaciones sincrónicas.
Pero es sin duda Berthelot, a comienzos del siglo XIX, el que nos ofrece la imagen más completa del guanche y que, en nuestra opinión, es el modelo del que parten todas las posteriores. Sin embargo, Berthelot realiza su retrato del guanche bajo presupuestos completamente distintos a los de Viera. La más importante novedad que Berthelot introduce, precisamente, es una refutación de la tesis de Viera. El guanche no ha muerto, es más, ha pervivido constituyendo la mayoría de la población de las Islas. Este descubrimiento de Berthelot ha pasado por ser su contribución más notoria. Sin embargo, ni por su propia metodología de investigación ni por su recopilación de datos, tal descubrimiento se puede calificar de original. Fue el resultado de la aplicación fiel de los principios teóricos de la raciología, del único e incuestionado paradigma antropológico durante todo el siglo XIX. Y Berthelot no fue precisamente su inventor. De entre otros, estos principios los tomó de William F. Edwards. El fundador de la Sociedad de Etnología de París, apuntó el que sería, con ligeras modificaciones, el principio básico de la raciología. «Los principales caracteres físicos de un pueblo pueden conservarse a través de una larga serie de siglos en una gran parte de la población, a pesar de la influencia del clima, de la mezcla de razas, de las invasiones extranjeras y de los progresos de la civilización. Debemos, pues, esperar encontrar entre las naciones modernas, con algunas ligeras variaciones y en una proporción más o menos grande, los rasgos que los distinguían en la época en que la historia nos enseña a conocerlos» (en Los caracteres fisiológicos de las razas humanas, considerados en su relación con la historia, cit. en Berthelot 1841).


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